Empezamos
esta actualización con la temática que más preocupa en esta época. Ahora con el
cambio de estación, el alumnado empleará una ropa más cómoda y menos aparatosa
que en invierno, además de unas condiciones de temperatura en el entorno más
favorable para prevenir resfriados si no controlan el pipi o la caca para
cambiarles la ropa, en ocasiones todas sus prendas.
A continuación, os daremos algunas
pautas para proceder con este cambio y unas explicaciones básicas sobre cambio
que hay que traer al centro: cambio de ropa, calzado y varias mudas limpias
(bragas, calzoncillos) para poder cambiarles. Este proceso se adquiere conforme
su progreso y autonomía avanza, pero no hay que precipitarse para no dañar su
autoestima principalmente, pero vuestros miedos desde la familia serán
superados por vuestros hijo/as sin problemas.
Son
muchos años de experiencia donde veremos procesos donde se retrocede y no es
por motivos fisiológicos, casi todos son a nivel de emociones y autoestima, por
lo tanto, vamos a trabajar bien en este aspecto desde casa y el centro, siendo
consecuentes con nuestras decisiones, confundirle en este proceso no es lo más
oportuno.
Durante
años, el control de esfínteres ha sido un progreso que a nivel evolutivo se ha
enmarcado en los tres años, pero desde la escolarización en centros a esta edad
con el control adquirido y con el miedo de las familias a que sean notificados
por teléfono de una incontinencia en plena jornada laboral para ir a cambiarlos
al centro (público o concertado) en el cual, por regla general, no se efectúa
el cambio al contrario que en las escuelas infantiles.
Es
importante destacar que cada niño/a lo adquiere a un ritmo diferente, por sus
implicaciones no solo fisiológicas, sino también emocionales (su pensamiento
egocéntrico y la exteriorización de sentimientos requiriendo ser el centro de
atención suelen ser habituales para no controlar la micción). A nivel del
sistema nervioso, hay una gran relación de estas variables.
En
primer lugar, debe comprender el lenguaje que le transmitimos siempre de manera
afectuosa y plantear esta tarea como una actividad lúdica desde el ofrecimiento
los primeros días a expresar sus necesidades y acompañarles al váter (adaptado)
u orinal. Una buena propuesta, es que sean ello/as los que deciden el modelo de
orinal que quieren usar, preparar el cuarto de baño para ser una habitación más
donde la interacción entre padre-madre con él o ella es importante y tiene una
preferencia.
Según
avanzan en su autonomía, a la hora de lavarse, comer solos, debemos introducir
el control de esfínteres. No tiene sentido exigirle que sea maduro y autónomo
en un área y ser dependiente en otras, si siempre requiere chupete para regular
sus emociones o le damos de comer como un bebé o le damos un biberón o nuestro
lenguaje sigue sin evolucionar en la interacción no estamos actuando de manera
consecuente. Se evoluciona en todos los aspectos y esto es lo que más cuesta a
las familias ya que el lenguaje infantil o baby talk es otra manera de
expresarle nuestro cariño y afecto. No hay que suprimirlo, solo enriquecerlo ya
que su pensamiento también es más complejo.
Por
lo tanto, avanzamos afectivamente, en lenguaje y la creación del espacio del
aseo como un nuevo lugar donde adquieren un progreso personal. El tiempo que
necesite para comenzar a demandar el pipi en casa no está pautado, dependerá de
la interrelación que se produzca en casa. Una vez adquirido el hábito y la
pérdida de miedo en casa a ir al baño, las demandas por ir aumenten, podemos
comenzar también en el centro.
No
puede darse una situación en la que solo se le quite en la escuela infantil y
luego en casa, según nuestras actividades o conveniencia se le vuelva a poner.
Hay periodos que el pañal debe seguir formando parte como son en los momentos
de descanso y sueño. La incontinencia hasta los seis años es habitual en estos
periodos, posteriormente si es muy frecuente debe comentarse con el pediatra,
pero ese no es nuestro ámbito de actuación. Esta explicación sobre momentos de
retroceso en el momento que se le quite en casa y en la escuela son habituales,
son demandas de atención y maduración nerviosa: si está más nervioso o ansioso
emocionalmente, su control será más deficitario. Grandes dosis de cariño y
empatía siempre, como podéis comprender.
Así,
una vez iniciada esta nueva relación con el espacio del inodoro adaptado y el
lenguaje y expresión por parte del niño/a en casa, podemos daros una serie de
consejos para que este proceso sea coherente también con la rutina del centro:
1. Comunicar
al centro que han comenzado este proceso en casa, para estar atentos a sus
demandas aunque lleven pañal y comenzar conocer el inodoro del centro como un
lugar donde adquieren autonomía y en un clima afectuoso.
2. Acercar
el vocabulario y el lenguaje propio de esta rutina y hábito, que sean capaces
de identificarlo y nombrar sus necesidades, señalarlas y diferenciarlas. Esta
madurez es la puerta de entrada a que se facilite la rutina en casa y en el
centro. Por este motivo, se habla de un proceso progresivo: primero adquirir el
lenguaje y después empezar a pasar periodos donde se le quita el pañal y hacer
que no quiera usarlo y ser autónomo/a.
3. Preguntarle
y acercarle al espacio del váter donde debe sentirse seguro y relajado,
acompañarle y dejar que pase un pequeño periodo sentado independientemente de
que haga o no si lo pide, no forzarle sino respetar el proceso. Tranquilizarle
de que en el wc no hay monstruos ni se va a caer por el agujero, ya que su
pensamiento simbólico y animista puede llevarle a generar miedos sobre el uso
del wc. No es ninguna broma lo de pensar que se pueden colar en el inodoro,
como adultos nos puede resultar algo fantasioso, pero su pensamiento no es el
nuestro, así que hay que tranquilizarle en ese sentido.
4. Felicitarle
si lo consigue, pero no podemos reñirle si no lo consigue. No podemos debilitar
su autoestima en este proceso y debemos ser pacientes. Si mostramos ansiedad
como modelos adultos que somos para ellos, detectarán que este es un punto donde
pueden obtener nuestra atención completa y lo adaptarán como un juego.
5. Para
educar el control intestinal se recomienda animar al niño o niña a sentarse en
el inodoro durante
6. 5
minutos dos veces al día: una vez por la mañana, después de desayunar, ya que
es la hora en que se inician los movimientos intestinales; la segunda vez por
la noche, antes de acostarse. Para conseguir que permanezca sentado eso 5
minutos, puede proporcionársele cuentos o juguetes que le mantengan distraído.
7. Una
vez familiarizado, retirar el pañal y hacer que se siente en periodos de tiempo
establecidos (algunos manuales recomiendan cada dos horas, aunque al inicio lo
preguntaremos con una frecuencia, igual 30-45 minutos, que no lleguen a la hora
si no consigue orinar y nos de miedo que se orine encima). Si orina felicitarle
para que vea la relación causa efecto y pueda descentrar su pensamiento.
8. Se
combina como ya hemos dicho al principio el tiempo con pañal y sin pañal en
casa antes de comenzar en la escuela, aumentando progresivamente en el tiempo.
9. Una
vez que se ha retirado y se comienza en la escuela, solo emplearlos en momentos
de sueño y descanso.
10. Obviamente,
todas estas fases deben estar acompañadas de ropa y prendas de vestir cómodas.
Como se ha mencionado, ahora viene una época donde la ropa es más ligera, la
ropa al tenderla se seca antes (pondréis muchas lavadoras) y la temperatura es
más benigna. Evitar vestir a los niño/as con demasiados complementos en la ropa
y que sea práctica, que sea fácil para ello/as y nosotros.
Aunque
os parezca un decálogo extenso y complejo, se produce con mayor naturalidad de
la que parece, solo hay que saber escucharle y acercarle a este mundo de la
autonomía con cariño y respeto por su propio proceso. En el fondo, si las leéis
con atención todo obedece al sentido común.
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