lunes, 2 de abril de 2018

Control de esfínteres



Empezamos esta actualización con la temática que más preocupa en esta época. Ahora con el cambio de estación, el alumnado empleará una ropa más cómoda y menos aparatosa que en invierno, además de unas condiciones de temperatura en el entorno más favorable para prevenir resfriados si no controlan el pipi o la caca para cambiarles la ropa, en ocasiones todas sus prendas.
            A continuación, os daremos algunas pautas para proceder con este cambio y unas explicaciones básicas sobre cambio que hay que traer al centro: cambio de ropa, calzado y varias mudas limpias (bragas, calzoncillos) para poder cambiarles. Este proceso se adquiere conforme su progreso y autonomía avanza, pero no hay que precipitarse para no dañar su autoestima principalmente, pero vuestros miedos desde la familia serán superados por vuestros hijo/as sin problemas.
Son muchos años de experiencia donde veremos procesos donde se retrocede y no es por motivos fisiológicos, casi todos son a nivel de emociones y autoestima, por lo tanto, vamos a trabajar bien en este aspecto desde casa y el centro, siendo consecuentes con nuestras decisiones, confundirle en este proceso no es lo más oportuno.

Durante años, el control de esfínteres ha sido un progreso que a nivel evolutivo se ha enmarcado en los tres años, pero desde la escolarización en centros a esta edad con el control adquirido y con el miedo de las familias a que sean notificados por teléfono de una incontinencia en plena jornada laboral para ir a cambiarlos al centro (público o concertado) en el cual, por regla general, no se efectúa el cambio al contrario que en las escuelas infantiles.
Es importante destacar que cada niño/a lo adquiere a un ritmo diferente, por sus implicaciones no solo fisiológicas, sino también emocionales (su pensamiento egocéntrico y la exteriorización de sentimientos requiriendo ser el centro de atención suelen ser habituales para no controlar la micción). A nivel del sistema nervioso, hay una gran relación de estas variables.
En primer lugar, debe comprender el lenguaje que le transmitimos siempre de manera afectuosa y plantear esta tarea como una actividad lúdica desde el ofrecimiento los primeros días a expresar sus necesidades y acompañarles al váter (adaptado) u orinal. Una buena propuesta, es que sean ello/as los que deciden el modelo de orinal que quieren usar, preparar el cuarto de baño para ser una habitación más donde la interacción entre padre-madre con él o ella es importante y tiene una preferencia.

Según avanzan en su autonomía, a la hora de lavarse, comer solos, debemos introducir el control de esfínteres. No tiene sentido exigirle que sea maduro y autónomo en un área y ser dependiente en otras, si siempre requiere chupete para regular sus emociones o le damos de comer como un bebé o le damos un biberón o nuestro lenguaje sigue sin evolucionar en la interacción no estamos actuando de manera consecuente. Se evoluciona en todos los aspectos y esto es lo que más cuesta a las familias ya que el lenguaje infantil o baby talk es otra manera de expresarle nuestro cariño y afecto. No hay que suprimirlo, solo enriquecerlo ya que su pensamiento también es más complejo.
Por lo tanto, avanzamos afectivamente, en lenguaje y la creación del espacio del aseo como un nuevo lugar donde adquieren un progreso personal. El tiempo que necesite para comenzar a demandar el pipi en casa no está pautado, dependerá de la interrelación que se produzca en casa. Una vez adquirido el hábito y la pérdida de miedo en casa a ir al baño, las demandas por ir aumenten, podemos comenzar también en el centro.

No puede darse una situación en la que solo se le quite en la escuela infantil y luego en casa, según nuestras actividades o conveniencia se le vuelva a poner. Hay periodos que el pañal debe seguir formando parte como son en los momentos de descanso y sueño. La incontinencia hasta los seis años es habitual en estos periodos, posteriormente si es muy frecuente debe comentarse con el pediatra, pero ese no es nuestro ámbito de actuación. Esta explicación sobre momentos de retroceso en el momento que se le quite en casa y en la escuela son habituales, son demandas de atención y maduración nerviosa: si está más nervioso o ansioso emocionalmente, su control será más deficitario. Grandes dosis de cariño y empatía siempre, como podéis comprender.
Así, una vez iniciada esta nueva relación con el espacio del inodoro adaptado y el lenguaje y expresión por parte del niño/a en casa, podemos daros una serie de consejos para que este proceso sea coherente también con la rutina del centro:
1.      Comunicar al centro que han comenzado este proceso en casa, para estar atentos a sus demandas aunque lleven pañal y comenzar conocer el inodoro del centro como un lugar donde adquieren autonomía y en un clima afectuoso.
2.      Acercar el vocabulario y el lenguaje propio de esta rutina y hábito, que sean capaces de identificarlo y nombrar sus necesidades, señalarlas y diferenciarlas. Esta madurez es la puerta de entrada a que se facilite la rutina en casa y en el centro. Por este motivo, se habla de un proceso progresivo: primero adquirir el lenguaje y después empezar a pasar periodos donde se le quita el pañal y hacer que no quiera usarlo y ser autónomo/a.
3.      Preguntarle y acercarle al espacio del váter donde debe sentirse seguro y relajado, acompañarle y dejar que pase un pequeño periodo sentado independientemente de que haga o no si lo pide, no forzarle sino respetar el proceso. Tranquilizarle de que en el wc no hay monstruos ni se va a caer por el agujero, ya que su pensamiento simbólico y animista puede llevarle a generar miedos sobre el uso del wc. No es ninguna broma lo de pensar que se pueden colar en el inodoro, como adultos nos puede resultar algo fantasioso, pero su pensamiento no es el nuestro, así que hay que tranquilizarle en ese sentido.
4.      Felicitarle si lo consigue, pero no podemos reñirle si no lo consigue. No podemos debilitar su autoestima en este proceso y debemos ser pacientes. Si mostramos ansiedad como modelos adultos que somos para ellos, detectarán que este es un punto donde pueden obtener nuestra atención completa y lo adaptarán como un juego.
5.      Para educar el control intestinal se recomienda animar al niño o niña a sentarse en el inodoro durante
6.      5 minutos dos veces al día: una vez por la mañana, después de desayunar, ya que es la hora en que se inician los movimientos intestinales; la segunda vez por la noche, antes de acostarse. Para conseguir que permanezca sentado eso 5 minutos, puede proporcionársele cuentos o juguetes que le mantengan distraído.
7.      Una vez familiarizado, retirar el pañal y hacer que se siente en periodos de tiempo establecidos (algunos manuales recomiendan cada dos horas, aunque al inicio lo preguntaremos con una frecuencia, igual 30-45 minutos, que no lleguen a la hora si no consigue orinar y nos de miedo que se orine encima). Si orina felicitarle para que vea la relación causa efecto y pueda descentrar su pensamiento.
8.      Se combina como ya hemos dicho al principio el tiempo con pañal y sin pañal en casa antes de comenzar en la escuela, aumentando progresivamente en el tiempo.
9.      Una vez que se ha retirado y se comienza en la escuela, solo emplearlos en momentos de sueño y descanso.
10.  Obviamente, todas estas fases deben estar acompañadas de ropa y prendas de vestir cómodas. Como se ha mencionado, ahora viene una época donde la ropa es más ligera, la ropa al tenderla se seca antes (pondréis muchas lavadoras) y la temperatura es más benigna. Evitar vestir a los niño/as con demasiados complementos en la ropa y que sea práctica, que sea fácil para ello/as y nosotros.
Aunque os parezca un decálogo extenso y complejo, se produce con mayor naturalidad de la que parece, solo hay que saber escucharle y acercarle a este mundo de la autonomía con cariño y respeto por su propio proceso. En el fondo, si las leéis con atención todo obedece al sentido común.



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